martes, 6 de febrero de 2007

La Pareja (III) LOS HIJOS Y LA PAREJA



La decisión de tener un hijo
Tener un hijo es la decisión más importante que puede tomar una pareja. Esta decisión puede quedar supeditada para algunas parejas a una serie de factores que les pueden hacer dudar, como es una situación laboral inestable, unas expectativas económicas determinadas o el temor al cambio de vida.Las parejas deben saber cuál es el momento adecuado para tener ese hijo y estar preparadas para los cambios que producirá en sus vidas. Deben hacerse a la idea de que ser padres significa ser los responsables de una nueva vida, que precisa tanto de cuidados físicos como educación, protección, etc. Y que para ello es necesario dedicarle tiempo y paciencia.

Durante el embarazo: La mujer experimenta cambios tanto físicos como emocionales durante el embarazo. El cansancio, la preocupación por la salud del futuro bebé, el temor al parto y el hecho de perder la libertad hacen que se encuentre especialmente sensible y con continuos cambios de humor. Todo ello hace que sea habitual que en este periodo se produzcan tensiones en la pareja que tiene que adaptarse a una nueva situación.El embarazo hace que la pareja modifique determinadas conductas. Conforme avanza el embarazo el cansancio es más acusado en la mujer, por lo que la pareja se verá limitada en cuanto viajes, vida social etc. Las relaciones sexuales también se verán afectadas en la última etapa del embarazo y será necesario adaptarse a los cambios que sufre el cuerpo de la mujer.Por encima de estos cambios, las parejas generalmente lo viven con ilusión y felicidad y en la mayoría de los casos une aún más a la pareja. Ambos comienzan una experiencia nueva, la de ser padres y en torno a ello infinidad de interrogantes, ¿seremos buenos padres?, ¿podremos darle todo lo que necesita?, etc. Todos ellos se irán despejando con el paso del tiempo.


La llegada......Cuando llega un bebé a la pareja todo se transforma. Antes la pareja, a medida que va madurando, pasando a una relación amorosa-amistosa, comienza la búsqueda de un bebé que sea el fruto de la relación. Igualmente las parejas que ya lo tienen buscan también consolidar su unidad familiar con más miembros. Cada uno se vive de forma distinta. Tampoco olvidamos aquellas parejas que por "accidente" han de afrontar una maternidad/paternidad "inesperada".


Ahora vemos 5 cosas más de la pareja y los hijos/as....: 1.El tema central de las conversaciones y de las actividades de la pareja....


2.El equilibrio entre los cuidados y el cultivo del amor y el sexo
3.Cuidemos las relaciones de pareja
4.A modo de ejemplos cotidianos
5.Planifiquemos la nueva situación de la pareja

Una vez llegado, el bebé pasa a constituirse en tema central tanto de las conversaciones de la pareja, de las de familias de cada miembro de la pareja, e incluso del círculo de amistades. Tener hijos (especialmente, el primero) es uno de los acontecimientos más señalados de nuestras vidas, pero no todo es color de rosa.

El bebé también juega un papel de intruso, en un hogar que antes giraba en torno a dos personas que se dedicaban todas las atenciones, que mantenían un protocolo de actuación que comenzaba en una y terminaba en la otra. De esto, de las consecuencias menos agradables de la llegada de los hijos, apenas se habla, es un tema casi tabú (uno de tantos), ya que podría ser entendido por los demás como una falta de aprecio al niño, un egoísmo poco decoroso o una insuficiente asunción del papel de padres. Pero, a pesar de todo, merece la pena hablar sobre ello.

Planificamos minuciosamente lo que necesitará el niño, los recursos económicos y de otro tipo (tiempo, espacio en el hogar, educación) que requerirá, pero no calculamos cuestiones que, antes o después, pueden afectar al equilibrio de nuestra relación de pareja. Saldremos menos con nuestros amigos a cenar, el cine pasará de ser semanal o quincenal a muy esporádico, los momentos románticos se verán reducidos. Y la comunicación personal, las confidencias, las aficiones de cada uno, cederán el paso ante las "apremiantes" necesidades del niño. Y, si no tomamos medidas, acabaremos siendo unos excelentes padres pero unos pésimos amantes. Nuestra relación de pareja comienza a resentirse. Es el principio de las desavenecias y sobre todo el principio del fin de la pasión amorosa. En este momento situan muchas parejas los inicios de sus problemas como pareja.
Remedios
Hemos de buscar tiempo para el hombre y mujer a quien hemos unido nuestras vidas.
Todo cambia con los niños. El hogar, antes territorio de intimidad de la pareja, pasa a ser compartido por una tercera persona.
La cotidianeidad de la pareja se ve afectada. Es frecuente que la madre deje temporalmente su trabajo o reduzca su jornada laboral. Incluso, si contrata a un(a) profesional para que cuide del bebé, normalmente la madre habrá de afrontar el trabajo remunerado y el cuidado del vástago. La estructuración de los tiempos varía. Y la percepción del hombre por la mujer, también. Se pasa de marido a padre y de mujer a madre.

Es importante trabajar con nuestra pareja el compartir las tareas de los cuidados. Es importante compartir todas las responsabilidades y las tareas del hogar, la corresponsabilidad de la pareja. El empeño en compartir no debe ser una tarea o reivindicación de la mujer, sino un compromiso de ambos. Pero en este caso (si cabe aún más) es clave no abdicar en la mujer el cuidado del bebé.
Por otro lado, los cambios horarios y los desvelos nocturnos los marcan las necesidades del recién llegado, con lo cual nuestras costumbres y deseos, tanto personales como de pareja, pasan a segundo lugar. Si antes hablábamos del tiempo, de cosas cotidianas, de amor, de aficiones compartidas o de las preocupaciones del trabajo, ahora, las conversaciones giran en torno al hijo: cómo está, qué ha hecho hoy: si duerme, si come, si sonríe, si abre los ojos, si dice algo.
Cuidemos la relación de pareja.
Y no sólo la vida cotidiana y los diálogos de pareja se pueden deteriorar. Quizá lo que más dañado se vea con la irrupción (y consolidación) de la figura del hijo, es la vida afectiva y los juegos sexuales de los padres, imprescindibles para que todo funcione bien y vivamos a gusto.
Nos debemos a nosotros mismos, al margen de ser buenos padres, el intento de vivir con ilusión, de ser felices en nuestra vida de pareja. Hay tiempo para todo. Incluso con hijos, tenemos bien cerca a una persona (aunque a veces no lo parezca, con su propio mundo interior y unas expectativas personales muy íntimas que desea satisfacer) a la que hemos de conquistar cada día, a la que tenemos que demostrar que merece la pena el proyecto en que se ha embarcado con nosotros. A medida que nosotros seamos más felices afectiva y sexualmente con nuestra pareja haremos más felices a nuestros hijos/as porque irradiaremos esa felicidad.
Los cambios y reajustes de nuestra vida favorecen al niño, no en vano se han realizado en función de él.

SITUACIONES QUE SON FRECUENTES A MODO DE EJEMPLO: De pronto y como sin querer, nos vemos en casa de los suegros o padres cada día de fiesta, comenzamos a dejar de salir los sábados, a diseñar las vacaciones en función de los niños; a abandonar -por impracticables, no hay tiempo ni opción logística-- aficiones que nos llenaban de regocijo, a ver vídeos infantiles o dibujos animados en lugar de nuestros programas favoritos de TV... Porque, "total, ¿qué más da?".
Por su parte, la mujer experimenta cambios físicos y psicológicos que le pueden causar ansiedad. Al unirse a ellos el cansancio y la angustia por hacerlo todo bien y de ser una excelente madre (superwoman), a pesar de que nadie le haya enseñado a serlo, puede surgir en ella una auténtica crisis emocional que el hombre debe detectar y ayudar a superar. Ahora bien, algunos hombres viven asimismo una situación delicada.
Quedan desplazados a un segundo plano, al ser el bebé y la madre quienes monopolizan el centro de atención. Parecen ser los "destronados", por no havber tenido una relación basada en la igualdad. Incluso dentro del nuevo núcleo familiar pasa a ser espectador de los mimos, cuidados y dedicación que normalmente la madre dirige al bebé y de los que hasta entonces él era destinatario exclusivo. También el hombre arrastra un cansancio adicional, pero sin que nadie se lo reconozca. Sin embargo, a él la vida se le ha modificado y precisa de una reubicación.
Los celos encubiertos y no asumidos (hacia el hijo o hija) hacen que el hombre no se encuentre a gusto y canalice a veces esa sensación de abandono estableciendo una relación distante, malhumorada, "sacando punta" a cualquier nadería o centrándose desmesuradamente en su trabajo o en sus amigos. Con lo que la situación termina por complicarse mucho. Y no es fácil solucionar el problema: si bien el hombre ha de plantearse que debe compartir las tareas domésticas no siempre podrá hacerlo de manera que resulte satisfactoria para la mujer. Y viceversa. Es necesario compartir y pactar antes el compartir las tareas y tenerlas asumidas en la cultura de la relación de la pareja.


Planifiquemos la nueva situación en la pareja.
Igual que planeamos y cuidamos la venida del bebé, hagámoslo con la nueva situación que afrontamos los padres para que ambos gocemos por igual de la crianza, educación, sinsabores y placeres que aportará esa persona que ha colado en nuestro hogar.
La clave está en que velemos, ambos, para que el bebé no se inmiscuya entre nosotros. Los hijos nacen, normalmente, del amor que se profesan los miembros de una pareja, pero no forman parte de ella. La pareja debe tener su propia vida, al margen de los hijos.
En los primeros meses de vida, la dedicación y el tiempo que requieren los bebés son abrumadoramente exigentes, apenas queda tiempo para nada más. Pero ello no obsta para que hombre y mujer eviten que se transforme en el motivo único de sus vidas. Debe contribuir a fortalecer los lazos de unión, cristalizados ahora en un nuevo empeño: ser padre y madre. Pero tengamos claro qué somos y quiénes somos el uno para el otro, qué queremos y hacia dónde vamos.
Seguimos siendo una pareja: cada uno ha de comprender y atender al otro. He de seguir siendo un buen compañero-a para mi mujer o marido.
Además, sin amor, afecto y comunicación en la pareja es casi imposible ser buenos padres. Y esta convicción habremos de mantenerla siempre, porque los hijos, también cuando crecen, siguen siendo muy absorbentes. Y nos pueden distraer de una de las finalidades de nuestra vida: hacer feliz a nuestra pareja.
También nosotros necesitamos atenciones
Por mucho que el bebé reclame atenciones y tiempo, y de que casi todo gire en torno a él, reservemos buena parte de nuestras energías a escuchar y a sentir a nuestra pareja.
Hablemos de cómo nos encontramos, qué sentimos, cómo ha transcurrido la jornada. Todos los días, unos minutos para el diálogo sobre nuestras cosas, al margen de la criatura.
Repartamos, según las preferencias y posibilidades de cada uno, las tareas que acarrea el hijo. Su presente y futuro son una responsabilidad que debemos compartir ambos.
Acordemos qué y cómo hacer con nuestro hijo: compartamos, ya desde la cuna, un criterio de educación y de comportamiento ante él o ella.
La criatura "es" de los dos miembros de la pareja. No es "tu hijo", ni "mi hijo", sino "nuestro hijo". Recordémoslo. Nos evitará tensiones, celos y disgustos posteriores.
Al menos una vez por semana, habilitemos el tiempo para dar un paseo o ir al cine, o hacer lo que nos gusta. Emancipémonos del niño, es necesario y conveniente.
Reservemos un momento para la caricia, el beso y el juego sexual con nuestra pareja. Las contraindicaciones tras el parto para el coito sexual, no significa que otros juegos sensuales se supriman. Y, tras la cuarentena, volvamos a la vida sexual normal.
El amor, sustento de la pareja, requiere ser alimentado cada día. Hay que disfrutar de la vida, y amar a nuestro hombre o mujer, también ahora. O, quizá, más que nunca.


LOS/AS HIJOS/AS DE LA OTRA PARTE
Cada vez hay más parejas que tras una ruptura emprenden una nueva relación y se encuentran con un nuevo modelo de familia.
Si comienzas a convivir con un hombre o mujer y sus hijos, es el momento de hacerte algunas preguntas. ¿Estás dispuesta/o a ser fiel a ti misma? ¿O tal vez tu primer impulso es agradar a los demás para conquistarlos desde el comienzo? Cuidado. Estos primeros tiempos son muy importantes, y lo que siembres ahora es lo que cosecharás después. Los niños son capaces de percibir la honestidad y el verdadero cariño, aun desde el principio. Es mejor ser sincera/o, dar lo que salga de tu corazón, y no prometer lo que no puedas cumplir. No importa si su mamá/papa biológica/o era o es de esta o aquella forma. Es importante que todos entiendan, incluida/o tú, que no has venido a reemplazarla/o. Que tú eres tú, y mereces una oportunidad de que te conozcan tal cual eres.
El poder de la vida
Si tú también tienes niños de una anterior relación, quizá sea más sencillo. El vínculo biológico estará allí para recordar siempre cuál es la real situación. Pero esto no quiere decir que debas hacer diferencias en tus cuidados y tu preocupación por su bienestar. En absoluto, sólo reserva algunos detalles y ciertos temas para que sean resueltos por la mamá/papá biológica/o de tus "nuevos amiguitos". Nunca interfieras en esa relación, ya que irías en contra del inmenso poder de la vida. Es muy importante que hables de esto con tu pareja, ya que ambos tienen que establecer algunos puntos de acuerdo. Él/Ella debe mostrarles también cuál es el lugar que te da y que tú tomas.


Aprende de ellos
Si crees que estás ante una empresa en la que no tendrás maestros, estás equivocado/a. Mira cómo los niños son capaces de querer, más allá de cuál sea el título que le pongas al vínculo. Ellos son sinceros y no suelen hacer cálculos. Sólo pretenden ser amados y están dispuestos a brindarse por enteros cuando presienten que el otro es honesto. Por supuesto que no será fácil, y que muchos problemas surgirán a diario. Pero aprende de ellos, que están dispuestos a olvidar pronto el enojo para volver a sonreír. ¡Juégate por entero! Si todos ponen su mejor capital, esta nueva empresa no puede fracasar. No es tan difícil.


CARTA DE UN HIJO/A A SUS PADRES:

"Carta de un hijo a todos los padres del mundo":
No me des todo lo que te pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger. No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a mí también y yo no quiero hacerlo. No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas yo lo haría más rápido y con más gusto. Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo. No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir. Y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices. Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el porqué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé. Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también. No me digas que haga una cosa y tú no la haces. Yo aprenderé y seré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas. Enséñame a amar y a conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar, porque de nada vale si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios. Cuando te cuente un problema mío no me digas “No tengo tiempo para tonterías” o “eso no tiene importancia”, Trata de comprenderme y ayudarme. Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.






2 comentarios:

  1. Quisiera felicitarte por esta entrada, no hay muchos sitios que expliquen con claridad la nueva realidad que vive una pareja al tener un bebé.

    Como psicóloga quisiera dejar un artículo que escribí al respecto:
    http://siendomama.blogspot.com/2007/05/cmo-ser-padres-y-pareja-al-mismo-tiempo.html

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  2. Mi nombre es ice, empecé una relación hace tres años exactamente. Pero los primeros 8 meses fueron inolvidables y pues dimos el paso mas importante hicimos el amor pero ese dia todo estaba en contra de no hacerlo porque de un lugar a otra ivamos no salieron los planes como imaginamos pero ese dia le marco una persona pero el me engaño diciendo que era su hermana cuando no era cierto y pues a mi me choreo al principio no le tome importancia pero ahora me doy cuenta que me equivoque. Despues fui descubriendo que me engaño por varios meses. Me di cuenta porque un dia tuvimos problemas todo empezó porque entre a su recamara y le tome su memoria porque le queria dar la sorpresa de unas fotos y la sorpresa me la lleve yo porque tenia fotos de una chava pues ya se imaginara como.
    Después me enoje, me enfade y le dije que que mas me escondia y el me dijo revisa todo no oculto naday le dijr que me mostrara su face y paso lo que tenia que pasar la contraseña era sobre el y su ex, después lei algunas conversaciones con chavas y el se las estaba ligando y para rematar le decia a su amigo que solo era un juego y que solo queria utilizatme por el dinero, yo se que no soy rica pero el dinero que tengo me lo eh ganado sea poco o mucho pues le prestaba sin cobrarle. Pero cuando me enojaba con el le cobraba. Paso eso y pues si me senti mal porque me sentia utilizada, sin chiste, etc.
    Luego vinieron golpes, me arrodille Muchas veces, le rogaba, y sin embargo el si me rogaba pero no mucho como el m contaba que les rogaba a sus ex. Hasta el dia de hoy soy quien le manda mensajes pero el me ignora. Son muchas cosas las que faltan por contar pero necesito ayuda lo amo mucho pero no quiero ser una tonta que aunque me hagan lo que me hagan ahi este cuando el joven quiera y desee. Ayudenme

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